En más de una ocasión, es probable que hayas oído a alguien usar los términos “autocompasión” y “lástima” como si fueran sinónimos. Aunque ambas palabras se relacionan con la manera en que respondemos al sufrimiento, existe una diferencia crucial entre ellas que puede cambiar significativamente nuestra forma de lidiar con nuestras emociones y mejorar nuestra autoestima. ¿Estás lista para descubrirlo?
¿Qué es la Lástima?
La lástima es un sentimiento de tristeza y ternura producido por el padecimiento o los males de alguien. Cuando sentimos lástima por nosotros mismos, estamos reconociendo nuestro sufrimiento desde una posición de pasividad. Este sentimiento puede mantenernos atrapados en un ciclo de tristeza, malestar y culpa, sin ofrecer una vía para la superación personal.
La lástima, en esencia, nos coloca como víctimas de nuestras circunstancias, limitando nuestra capacidad para actuar y mejorar nuestra situación.
Características de la Lástima
Enfoque en la Tristeza: Nos centramos en el dolor y el malestar, sin buscar soluciones.
Pasividad: Nos sentimos impotentes frente a nuestras dificultades.
Aislamiento: La lástima puede hacernos sentir solos en nuestro sufrimiento, separándonos de los demás.
¿Qué es la Autocompasión?
La compasion es un sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitar. Por lo tanto, la autocompasión es un enfoque proactivo hacia nuestro sufrimiento.
La autocompasión es ser amables con nosotros mismos, reconociendo lo común que tenemos con otros seres humanos y siendo conscientes de nuestras limitaciones.
Según la Dra. Kristin Neff, pionera en los estudios sobre autocompasión, este concepto se compone de tres elementos esenciales:
1. Auto-amabilidad o Self-kindness
2. Conciencia plena o Mindfulness
La conciencia plena nos permite reconocer nuestro dolor sin exagerarlo ni ignorarlo. Es la capacidad de estar presentes y conscientes de nuestras experiencias negativas, permitiéndonos enfrentarlas con una mente clara y equilibrada.
3. Humanidad compartida o Common Humanity
Este elemento nos recuerda que no estamos solos en nuestro sufrimiento. Todos los seres humanos pasan por momentos difíciles, y reconocer esta conexión nos ayuda a sentirnos menos aislados y más conectados con los demás.
Diferencias Clave entre Compasión y Lástima
Para entender mejor estas diferencias, pensemos en cómo podríamos responder a una situación de fracaso personal desde ambos enfoques.
Desde la Lástima
Imagina que has fallado en un proyecto importante. Si te enfocas en la lástima, podrías decirte:
“Soy un fracaso. Nunca hago nada bien. Todo es culpa mía. Todo me sale mal siempre”.
Este enfoque te mantiene centrado en la tristeza y la culpa, sin ofrecer un camino para la mejora.
Desde la Autocompasión
Si aplicas la compasión, podrías decirte:
“Este proyecto no salió como esperaba, y eso duele. Es entendible cometer errores, todos cometemos errores. ¿Qué puedo hacer para remediar el proyecto? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia para hacerlo mejor la próxima vez?”.
Aquí, te tratas con amabilidad y reconoces que el error es parte de la experiencia humana. Esto no solo alivia el dolor, sino que también te impulsa a mejorar y seguir adelante.
¿Por Qué es Importante la Autocompasión?
Desarrollar la compasión con nosotros mismos es decisivo para mejorar nuestra autoestima y bienestar emocional. Nos permite enfrentar nuestras dificultades con una actitud positiva y constructiva, en lugar de quedarnos atrapados en un ciclo de autocrítica y desesperanza.
Herramientas para Practicar la Compasión
Diversas herramientas como el arte, las manualidades y la escritura pueden ayudarte a desarrollar autocompasión. Estas activades creativas te permiten una expresión y reflexión profunda, facilitando la conexión con nuestros sentimientos y fortaleciendo una actitud más amable hacia nosotros mismos.
Ejercicio de Escritura para Fomentar la Autocompasión
Te comparto un ejercicio efectivo para ejercitar la compasión contigo misma. Escribe una carta para ti, desde la perspectiva de una amiga comprensiva. Describe una situación difícil que hayas vivido, y luego escribe cómo si estuvieses consolando y dando animo a un amigo o amiga muy querido. Este ejercicio puede ayudarte a internalizar una voz más compasiva y amable.
Conclusión
La autocompasión y la lástima, aunque parezcan sinónimos, son muy diferentes en su impacto emocional y en la manera en que nos ayudan a lidiar con el sufrimiento. Mientras que la lástima nos mantiene atrapados en la tristeza y la pasividad, la autocompasión nos impulsa a actuar con amabilidad y comprensión, reconociendo nuestra humanidad compartida. Practicar la autocompasión, no sólo mejora nuestra autoestima, sino que también nos permite enfrentar los desafíos de la vida de una manera más resiliente y constructiva.
Recuerda, ser amable contigo mismo no es una señal de debilidad, sino de fortaleza. Al cultivar la autocompasión, te das a ti misma el regalo de la aceptación y la oportunidad de crecer a partir de tus experiencias.
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